domingo, 20 de mayo de 2018

Apunte sobre la causa sui y su relación con el Bien platónico o el Dios de Aristóteles

Hay una diferencia fundamental entre la causa sui y la idea de Bien platónica o el Dios de Aristóteles. Sin lugar a dudas, las dos últimas son fundamentos infundados, lo que denominaba Platón "puntos anhipotéticos", es decir axiomas que no se pueden demostrar como proposiciones del sistema. Algo parecido pasa con el Dios causa sui spinozista, pero con una importante diferencia: la causa sui introduce dentro de Dios el principio de causalidad que la teología y la metafísica siempre alejaron de la divinidad. El principio de razón no es un principio de causalidad universal porque la causalidad no se puede aplicar a Dios, que es la primera causa. Sin embargo sostiene Leibniz que sí se pueden determinar las razones de las acciones y elecciones divinas a partir de causas finales como la superior bondad de un mundo. Spinoza acepta con todas las consecuencias la causa sui y lo hace afirmando que Dios se produce a sí mismo a través de la productividad de los modos que lo expresan, de los modos que es (pues cada modo es Deus quatenus, Dios en tanto que...). 

No hay diferencia alguna entre la causa sui divina y la productividad finita y sobredeterminada de los infinitos modos. Dios es ese proceso causal infinito que llamamos también Naturaleza. No es como el Bien de Platón o el Dios de Aristóteles, una norma que rige la naturaleza. No existe en Spinoza un Bien más allá del ser sino la más rigurosa inmanencia del ser. La causa sui no es así un fundamento del universo dotado de entidad: Dios no es una cosa del universo, ni un individuo por muy excelso que se lo quiera ver. Si es la única sustancia, difícilmente, como reconoce Spinoza, podremos decir de él que es uno, pues está atravesado por la complejidad: el infinito paralelismo dentro de la identidad de los infinitos atributos y la infinita complejidad causal de una naturaleza en la que no hay cosas sino relaciones y relaciones de relaciones, al infinito. Relaciones que son relaciones causales, actos, acontecimientos, no cosas. La causa sui enuncia el hecho de que "hay relación", pero no es ninguna relación concreta. En cierto modo, es un vacío: "el vacío de una distancia que se toma" (Althusser), vacío que, merced a la distancia vacía a las cosas de toda pretensión a la sustancialidad y las traduce racionalmente a relaciones. La causa sui no es un fundamento ni una garantía, sino la absoluta falta de fundamento y de garantía: lo contrario del principio de razón formulado por Leibniz e intuido por Platón con su idea de Bien y por Aristóteles con su Dios motor inmóvil y telos del universo. 

En Spinoza, como recuerda críticamente Kant, no existe "totalidad de los fines", no rige el principio de razón suficiente, sino una causalidad productiva universal que se manifiesta en los encuentros y en la productividad de las relaciones que se asocian entre sí en los encuentros. Causalidad productiva indisociable del antagonismo resultante de los "malos encuentros". La guerra, que vemos como destrucción, no deja de ser una producción de otras realidades. Una vez se prescinde de fundamento, se vive en un abismo, como nos lo enseñan Demócrito, Epicuro y Lucrecio. Se puede ser feliz y productivo en ese abismo. Basta ir reconociendo su propia potencia así como las circunstancias y asociaciones que la favorecen y dejarse de finalidades, bellas totalidades, razones suficientes y demás cuentos. No hay misterio, aunque vivimos en la ignorancia de muchísimas cosas. Una ignorancia que reconocemos como tal y que no pretendemos elevar a principio de intelección del universo. Una ignorancia que no es de derecho sino de hecho, pues siempre es posible descubrir las relaciones de causalidad que hay detrás de un acontecimiento, por complejas que sean. Esto nos abre a un programa de investigación racional y de liberación ética, y política, rigurosamente infinito. Creo que es esta la grandeza del materialismo: atreverse a ser Dios y contemplar con alegría y cupiditas el abismo que él contempla dentro de sí mismo.

No hay comentarios: